Joaquín Rodríguez Ortega, más conocido como «Cagancho».
Sus numerosas espantadas le convirtieron en un personaje de leyenda. De una de ellas viene la famosa frase: «Quedar como Cagancho en Almagro«.
Fue en agosto de 1927 cuando se anunció la corrida que el día 26 torearía el maestro en Almagro. Según parece ese día Cagancho fue desganado y cobarde, pinchando al tercer toro, y primero suyo, a la hora de matar en el cuello, y después en el brazuelo, lugares ambos absolutamente vedados.
Peor suerte corrió con su segundo toro, el sexto de la tarde, mucho más bravo. Tras el tercer aviso, signo de que el toro es devuelto al corral porque el torero es incapaz de matarlo, sonó mientras Cagancho seguía intentando matar al animal sin salir de la barrera. Lo hacía pinchándole en los costados, en los brazuelos, en cualquier lugar menos allí donde ha de hacerse según marca el arte de Cúchares. Aquellos de los subalternos que se atrevían a saltar a la arena lo hacían con sus espadas debajo de las muletas, se acercaban al toro y le pinchaban, también alevosamente, en cualquier parte. Se dice que a aquel toro no lo mataron; lo asesinaron.
Así pues, el torero salió con la Guardia Civil, habiendo tenido que intervenir incluso un destacamento de Caballería del Ejército, para apaciguar los ánimos de un tendido en el que hubo una de las mayores broncas de la historia.
Así pues, a partir de ese momento se comenzó a decir «quedar como Cagancho en Almagro«.

